Riesgos para la seguridad humana en el Triángulo Norte: escenario de múltiples violencias

Ana María Trejo Mejía

The Wenatchee World

Cada día que pasa se acrecientan amenazas que ponen en riesgo la seguridad y la integridad de la vida en su totalidad: el empobrecimiento, hambre, desigualdad, inseguridad y por supuesto la violencia, son solo algunas manifestaciones de las múltiples crisis que azotan con fuerza al mundo entero. Para hacer frente a estos grandes problemas de la humanidad se necesita una acción conjunta entre Estados, asociaciones civiles, Organizaciones Gubernamentales y No Gubernamentales, es decir, la comunidad internacional en su totalidad.

La atención a la vulneración de las múltiples dimensiones de la seguridad humana en el marco del PNUD (seguridad económica, alimentaria, en materia de salud, ambiental, personal, de la comunidad y política (Fuentes, 2012)), se ha tornado vital para los países latinoamericanos. La región centroamericana del Triángulo Norte en Centroamérica, es decir El Salvador, Guatemala y Honduras, donde la transgresión a los derechos humanos y la falla sistémica han desatado una ola de desplazamiento alarmante, es la prueba de ello.

Las cifras de refugiados y solicitantes de asilo provenientes de esta región aumenta cada año, se reporta que al menos 597,000 personas se encuentran en esta situación, mismas que huyen de la violencia, la falta de oportunidades de empleo, inseguridad y a la lista se suman los graves efectos negativos que trajo consigo la pandemia por COVID-19, esto sin mencionar que las capacidades de las comunidades de acogida se ven comúnmente rebasadas dado el gran número de personas que solicitan refugio (ACNUR, 2023).

No es una tarea sencilla el comprender las razones que llevan a las y los centroamericanos de estos países a abandonar sus hogares, esto debido a que son múltiples los factores que abonan a esta decisión. Por un lado, respecto de la seguridad económica, se considera vital para el desarrollo personal y colectivo el acceso a alimentos, la vivienda básica, la vestimenta y la higiene, así como gastos relacionados con la educación y la salud (CICR, 2015), sin embargo, se ha registrado que un gran porcentaje de familias centroamericanas no cuentan con los suficientes recursos económicos para cubrir gastos básicos, lo que resulta en un consumo inadecuado de alimentos, un acceso limitado a alojamientos seguros y dignos, además de dificultades para acceder a seguridad social, educación o inclusive a servicios aún más básicos como el agua (ACNUR, 2023).

Ahora bien, otro aspecto a destacar es la violencia que orilla a las personas a huir de sus países de origen. Existen diferentes tipos de violencias que se ejercen dentro y fuera de las fronteras de la región, es de destacar la violencia criminal asociada con grupos delictivos, mismos que engloban a las pandillas como los “maras”, o la violencia vinculada con el Estado mismo, donde la corrupción y la impunidad dentro de las instituciones estatales encargadas de servir justicia coadyuvan a la sensación de inseguridad en el interior de sus fronteras.

Dentro de estas violencias existentes, la violencia criminal al ser uno de los tipos que más se resalta, como ya se mencionó anteriormente, dadas las altas olas de violencia que de ahí derivan, mismas que remiten al uso de fuerza física, psicológica, o moral, resulta en actos que transgreden los marcos jurídicos de los Estados, que generalmente incluyen actos como el homicidio, robo, maltrato, abuso, por mencionar algunos ejemplos (Prado, 2018).

Es en este sentido que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha estimado que los países de las Américas cuentan con una alta tasa de homicidios. El índice de 2017, por ejemplo, arrojó que 173,000 personas en la región habrían sido víctimas de homicidio intencional (UNODC, 2019).  Y habría que analizar el trasfondo del alto número de homicidios en la región, pues uno de los ámbitos cruciales son las dinámicas y redes que se crean dentro del crimen organizado, así como las rutas y movilización de drogas a través de Centroamérica. En Honduras, por ejemplo, se identifica que las redes de narcotráfico están coludidas con altas esferas de gobierno; en Guatemala, se ha observado que altos niveles de corrupción y alianzas de servidores públicos con miembros de organizaciones criminales; en el Salvador, por su parte, cuenta con una gran presencia de grupos pandilleros como MS13 y Barrio 18 (InSight Crime, 2021).

Un punto a considerar dentro de estos índices de violencia, es que no afecta a todas y todos de la misma forma. La situación para las mujeres y niñas dentro de El Salvador, Guatemala y Honduras no es alentadora pues su panorama las orilla a emigrar bajo condiciones de inseguridad, que se exacerban por razón de género, lo que cobra especial relevancia considerando que más del 50% de la población de esta región son mujeres que a su vez desempeñan un papel central en las familias pues son quienes en su mayoría se ocupan del sustento del hogar (WOLA, 2020).

En este panorama de violencia, los jóvenes son otro sector susceptible ya que el empobrecimiento y la inseguridad, los altos índices de criminalidad, las pocas oportunidades de empleo, y el restringido acceso a recursos básicos, hacen que el colaborar dentro de grupos delictivos se vea como una opción viable hacia el mejoramiento del nivel de vida, buscando así “obtener dinero o cierto estilo de vida que les de mayor prestigio social” (Jiménez, 2016).

Mientras que no se formulen y generen soluciones con un enfoque integral que incluya todas las esferas sociales, políticas y económicas, que además engloban el entramado de interrelaciones no solo de los países centroamericanos sino del continente entero donde es crucial identificar cuáles son las raíces de fondo que obligan a las personas a vivir en condiciones de profunda precariedad, en entornos de extrema violencia donde el tejido social se encuentra dañado gravemente, seguirán existiendo fenómenos como la migración y el desplazamiento forzado que terminan por tener un impacto en el continente entero.

Referencias: