El reforzamiento de la militarización en Filipinas entre 2016 y 2023: la guerra contra las drogas y el regreso de la presencia militar estadounidense

Wind Ariel González Romero

Imagen obtenida de Financial Times, 2023.

Para caracterizar el creciente proceso de militarización en Filipinas, es necesario evidenciar  de manera preliminar el profundo papel histórico que ha tenido la acción militar hasta llegar a justificarla como vía para el mantenimiento del orden, o la movilización de las masas con fines políticos, y para el crecimiento económico en el archipiélago. El colonialismo español,  estadounidense y japonés, sumado a la brecha entre Manila y la periferia marginada en  resistencia desde su diversidad religiosa y étnica, particularmente el sur musulmán, en cuyas  islas se encuentran grupos separatistas armados, son las improntas tradicionales de la  militarización en Filipinas. 

El andamiaje militar ha sido una respuesta constante para enfrentar las amenazas de seguridad en el país, específicamente para proteger los intereses de la clase dominante más que el de las personas. La militarización en sí misma es una suerte de soporte vital del Estado filipino desde su independencia, un monopolio de la coerción aparentemente justificado en un territorio difícil de controlar. Así lo exponen Morada y Collier (2001) donde evidencian que “el discurso sobre la seguridad nacional en Filipinas tiene sus raíces en los  conflictos y la identidad de los Estado-nación, sobre la legitimidad del régimen y sobre la  desigualdad socioeconómica, que continúan generando tensión entre el Estado y la sociedad”. En consiguiente, Cruz de Castro (2012) explica la relación civil-militar en el archipiélago como un ciclo de militarización, desmilitarización y  remilitarización que enfrenta constantemente tanto la sociedad filipina como sus instituciones. 

Lo anterior se puede vincular con la perspectiva de Ana Esther Ceceña (2020):  

Con la instalación de la guerra, o más precisamente de lo militar, como eje ordenador, se  produce un socavamiento general de la institucionalidad a partir de la anulación paulatina del  estado de derecho y la ampliación de los ámbitos normativos privados… Lo legal, en  principio emanado de prácticas consuetudinarias moral y socialmente aceptadas, ha sido  rebasado por la subordinación abierta al poder corporativo y la consecuente instauración de  estados de excepción que protegen, aunque sea veladamente, todo tipo de actividades  rentables o disciplinadoras, no siempre legales. 

Recorrido histórico

Como expone Machuca (2019), tras concretar su independencia de Estados Unidos (EE. UU.) en 1946, Filipinas entró a la época de la posguerra con enormes retos políticos, económicos y socioculturales debatiéndose sobre su desarrollo  autónomo y su subordinación con el ya mencionado país norteamericano. 

El paradigma de seguridad de la Guerra Fría, su  pasado colonial y su posición estratégica en Asia-Pacífico, dotaron a Filipinas de características específicas a su transición a la democracia y a un gobierno civil, la cual fue interrumpida por  la dictadura de Ferdinand Marcos (1965-1985), padre del actual presidente Ferdinand Marcos  Jr., que gobernó a Filipinas bajo ley marcial y estado de excepción dejando una fuerte marca en la conciencia de los filipinos.  

Tras la revolución de 1986 que depuso a Marcos, comenzó un proceso de desmilitarización y democratización que se vería interrumpido a inicios del siglo XXI por la agenda global contra el terrorismo. Asimismo, en la última década de este siglo, la militarización se ha  acelerado bajo nuevos ejes y amenazas, siendo la guerra contra las  drogas iniciada en 2016 por el entonces presidente Rodrigo Duterte uno de los más relevantes. 

Duterte declaró tolerancia cero y fortaleció a los cuerpos policiales hasta volverlos en escuadrones letales que se ganaron el apodo de “vigilantes” que en conjunto con la escalada de la violencia, se ha vuelto parte de la cotidianidad de las personas. De acuerdo con  Humans Rights Watch (2023) las muertes ascendieron a 12 mil personas, muchas a manos de la policía tras ejecuciones extrajudiciales, tortura y falsificación de pruebas, casi todas ellas dirigidas a jóvenes en pobreza (Aljazeera, 2023).  

Durante el mandato de Duterte, también se declaró ley marcial en el sur de Filipinas, específicamente en Mindanao, donde se desplegó una respuesta rápida haciendo uso del poder militar adquirido por las  fuerzas del orden público. El objetivo era contener una supuesta rebelión de grupos terroristas, cortar el paso de droga y proteger los intereses económicos. Sin embargo, como menciona Montalván (2019) la sociedad civil ha expuesto numerosos asesinatos realizados a activistas indígenas en pro del medio ambiente, de derechos humanos y periodistas durante los dos años por los que se extendió el gobierno militar. 

En el periodo más reciente del mandato de Ferdinand Marcos Jr, iniciado en junio de 2022, la guerra contra las  drogas se ha mantenido, pero se ha sumado otro eje al proceso de militarización en el país: el regreso de la estrecha colaboración militar con los EE. UU. y la identificación de la República Popular China como nueva amenaza a la cual enfrentar. 

Este último punto es de suma importancia pues Marcos Jr. ha caracterizado su gobierno por una postura anti-china y ha buscado que Filipinas tome papel en la seguridad de Asia Pacífico aprovechando su ubicación entre China, Taiwán y el Sureste Asiático. En su visita a EE. UU. en mayo de este año, por mencionar un ejemplo, se anunciaron esfuerzos para la modernización del ejército filipino y el reforzamiento de su colaboración a través del acceso a cuatro bases militares dentro de Filipinas.

Esta colaboración se observa como una disrupción de los acuerdos entre ambas naciones, pues en 1991 habían establecido poner fin de la presencia militar directa de las fuerzas estadounidenses en la isla, tras discusiones que decantaron dejar atrás la herencia colonial. La disrupción también se observa en las declaraciones de Marcos Jr., quien ha rescatado en diversas ocasiones la necesidad de regresar la institución del servicio militar obligatorio en todo el territorio filipino (Beltran, 2023). 

Consideraciones finales 

En esencia, la remilitarización en Filipinas emana de la deficiencia para responder a los  principales retos en el archipiélago: el estatus de las comunidades musulmanas y las  comunidades indígenas amenazadas por proyectos e intereses económicos, la desigualdad,  los efectos del capital transnacional y el mercado global, la pérdida de control de un gran  número de islas en el territorio, la vulnerabilidad a desastres naturales, y los problemas en el Mar de China, por ejemplo, con la soberanía de las islas Paracels y Spratley (Machuca, 2019).  De esta forma, la mencionada dinámica se inserta en un proceso tanto local como global de búsqueda de seguridad y reproducción del poder donde el Estado filipino se considera severamente  amenazado en su integridad y legitimidad, generando una respuesta no integral que ignora los costos humanos y los retrocesos en la acción civil. 

Fuentes de consulta: 

Beltran, Michael. (2023). Philippine students fear ‘campus militarization’. Nikkei Asia. Consultado el 12 de junio de 2023 en https://asia.nikkei.com/Politics/Philippine-students-fear-campus-militarization.

Ceceña, Ana Esther. (2020). “La crisis sistémica”, en Sistema-mundo, crisis y bifurcaciones (105-127). México: AKAL.  

Cruz de Castro, Renato. (2012). The Cycle of Militarization, Demilitarization, and Remilitarization in the Early 21st Century Philippine Society. Tamkang Journal of International Affairs (vol. 15, no. 4).  

Human Rights Watch. (2023). Philippines’ ‘War on Drugs’. HRW. Consultado el 11 de junio de 2023 en https://www.hrw.org/tag/philippines-war-drugs.

Machuca Chávez, Paulina. (2019). Historia Mínima de Filipinas. México: El Colegio de México.  

Mansoor, Sanya & Sha Simone. (2023). Why the Philippines Is Letting the U.S. Expand Its Military Footprint in the Country Again. TIME. Consultado el 12 de junio de 2023 en https://time.com/6252750/philippines-us-military-agreement-china/. 

Montalván, Antonio. (2019). What did Duterte’s martial law achieve in Mindanao? Aljazeera. Consultado el 11 de junio de 2023 en https://www.aljazeera.com/opinions/2019/12/30/what-did-dutertes-martial-law-achieve-in-mindanao#:~:text=Martial%20law%20in%20Mindanao%2C%20which,suffering%20of%20the%20local%20population.

Morada, Noel & Collier, Christopher (2001).  “The Philippines: State versus Society,” en Asian Security Practice:  Material and Ideational  Influences. California: Stanford University Press.

S/a. (2023). ICC to resume investigation into Philippines’s deadly drug war. Aljazeera.  Consultado el 11 de junio de 2023 en https://www.aljazeera.com/news/2023/1/27/icc-to resume-investigation-into-philippiness-deadly-drug-war.

Vidal Liy , Macarena. (2023). Estados Unidos y Filipinas refuerzan su relación militar con la vista puesta en China. El País. Consultado el 12 de junio de 2023 en https://elpais.com/internacional/2023-05-01/estados-unidos-y-filipinas-refuerzan-su relacion-militar-con-la-vista-puesta-en-china.html.

Militarización de las favelas de Río de Janeiro y mujeres que resisten desde la doloridad

Hannia Andrea Rodríguez Jiménez

Quantos mais vão precisar morrer pra que essa guerra acabe?

Marielle Franco

La ciudad de Río de Janeiro ha sido caracterizada por la intensa represión y violencia policial ejercida contra la población negra que se concentra en las favelas. Estos actos se han presentado de manera histórica, pero la puesta en acción de la estrategia de seguridad pública de “pacificación” a finales de la primera década de los dos mil produjo un escenario atravesado por una mayor y profunda violencia. Dicha estrategia de seguridad se estableció en el marco de una serie de mega eventos cuya principal preocupación era generar mayor inversión y satisfacción de los intereses del capital (Barrios, 2020). En consecuencia, tanto hombres como mujeres faveladas se vieron envueltos en un continuum de violencias con repercusiones en su vida cotidiana.

Con ello en mente, es necesario remarcar la relevancia que tiene esta violencia en los cuerpos de los diferentes habitantes, pero, sobre todo, de las mujeres, pues su presencia en los análisis es constantemente relegada. Por otro lado, es fundamental mirar hacia ellas debido a que desde sus vivencias articulan movimientos de resistencia, que son unidos a través de la “doloridad”, contra la violencia policial racista que les está matando.

La construcción de un espacio segregado

Las favelas, habitadas principalmente por hombres y mujeres negras, se han construido históricamente como espacios de segregación en donde fueron concentradas y relegadas aquellas personas que, por parte de un Estado racista y de herencia esclavista, no son consideradas como sujetos y sujetas con capacidad de existir dentro de un ordenamiento moderno-colonial (Dahmer, 2022). En otras palabras, las favelas fueron producidas como el lugar de la existencia del “otro”, el lugar de la diferencia.

En este sentido, las favelas son entendidas fuera del resto de la ciudad y sobre ellas se construyeron representaciones que les categorizaron como espacios “inseguros”, “problemáticos”, “peligrosos”, “incivilizados” y “violentos”. Asimismo, estas representaciones no sólo son atribuidas al espacio físico, sino que también se aplican sobre quienes allí habitan, reforzando así un discurso racista que ve a las personas negras desde una connotación negativa.

La visión sobre estos territorios y quienes los habitan tuvo como consecuencia que se legitimara ante el resto de la sociedad un discurso de seguridad pública que abogaba por la represión y control de sus habitantes mediante prácticas cada vez más violentas y represivas, o, en otras palabras, a través de su militarización.[1]

La militarización y sus consecuencias sobre las mujeres.

Como se mencionó anteriormente, a partir del desarrollo de una serie de mega eventos, marcados por el inicio de los Juegos Panamericanos de 2007, en Río de Janeiro se comenzó con una estrategia llamada “Pacificación”, que consistía en la inserción de un gran número de agentes policiales con el objetivo de combatir la inseguridad y el tráfico de drogas dentro de las favelas. Irónicamente, este hecho no trajo paz sino todo lo contrario. Lo más contundente fue el incremento de las muertes a manos de las fuerzas armadas o por la violencia derivada de su presencia. De ahí que sea ilustrativo que, de acuerdo con Fundo Brasil dos Direitos Humanos (s.f), de 2008 a 2013 se contabilizaron los asesinatos de 11,197 personas por oficiales de la Policía Militar (PM).

El programa se dió por “concluido” en 2018 tras no cumplir con los objetivos (Souza, Barbosa, Simão en de Andrade y Veillette, 2021) pero, la PM no ha cesado desde entonces sus funciones dentro de las favelas y los actos de control, vigilancia y violencia continúan. En otras palabras, se mantiene una completa militarización del espacio por parte del Estado brasileño, en el sentido en que es funcional para el disciplinamiento de las corporalidades racializadas que allí habitan y cuyas vidas pueden y deben de ser eliminadas.

Lo anterior tiene su máxima representación en el asesinato de miles de jóvenes negros y negras cada año.[2] Este hecho por sí mismo es devastador, sin embargo, en ocasiones no es percibido la magnitud del mismo y el impacto que tiene en otras personas. Con esto me refiero a lo que experimentan quienes sobreviven a ese acto, es decir, familiares que en la mayoría de los casos son mujeres como madres, compañeras o hermanas.

Estas historias generalmente no son consideradas ni recolectadas debido a que la estadística se centra en la recopilación del número de muertes y, en ella, los hombres ocupan el mayor porcentaje. Las vivencias de estas mujeres importan, incluso cuando no es a ellas a quienes directamente atacan las balas, porque la violencia no puede reducirse a un número. Importan porque en ellas queda un sentimiento desgarrador por la pérdida de un ser querido que envuelve rabia, desesperación, profunda tristeza y, en ocasiones, enfermedades.

Por otra parte, estas mujeres también vuelven a experimentar actos de violencia cuando intentan buscar justicia. Son minimizadas y abandonadas por un sistema de total impunidad que no considera importante las vidas de las personas negras y que no garantiza en ningún momento la reparación del daño. “Superar la pérdida, enfrentar sus consecuencias y transformar el dolor y el luto en coraje y perseverancia acaba convirtiéndose prácticamente en un esfuerzo individual y solitario” (Moura, 2007, p. 95).

A pesar de ello, la realidad dicta que la individualización de su lucha no ocurre pues aquellas madres, esposas e hijas encuentran respaldo en donde históricamente lo han tenido: otras mujeres negras, a quienes une la doloridad. Doloridad, que es aquel sentimiento de “vacío, ausencia, de no poder hablar, el dolor causado por el racismo. Ese dolor negro” (Piedade, 2017, s/p). Por lo tanto, entre y desde ellas se tejen redes de resistencia que les permite confrontar y cuestionar el orden social racista, militarista, colonial y patriarcal impuesto en Brasil.

Sus voces y sus acciones son un constante recordatorio de la injusticia y de la desigualdad, pero también de un legado histórico de mujeres negras que han luchado en el territorio brasileño a través de manifestaciones, acompañamiento y un hacer política distinta, es decir, desde una base de organización comunitaria. Marielle Franco[3] hoy es símbolo de ese movimiento, un símbolo que tras su asesinato también representa el peligro que esas mujeres corren por cuestionar un orden social racista tan bien cimentado. No obstante,  la lucha sigue y como ella misma expresó,  as rosas da resistência nascem no asfalto.[4]


[1] Se entiende como militarización el uso de las fuerzas armadas que, bajo una lógica bélica, desarrolla funciones originalmente atribuídas al orden civil como lo es la seguridad pública. Lo que deriva en la concepción del espacio público como un campo de batalla (de Mattos, 2019).

[2] De acuerdo con el Atlas da Violência (Cerqueira, D; et. al. 2021) Río de Janeiro en 2019 fue el estado de Brasil con mayor número de muertes violentas. Ese mismo año, según datos del Mapa da Desigualdade (Casa Fluminense, 2020), 78% de los asesinatos cometidos por agentes del Estado tuvieron como víctimas a personas negras.

[3] Marielle fue una mujer negra habitante de la favela de Maré y socióloga con maestría en Administración Pública, que mantuvo un activismo político en contra de la violencia policial dentro de las favelas de Río de Janeiro, así como por  los derechos de  las mujeres y personas lgbt+. Lamentablemente, el 14 de marzo de 2018 fue asesinada en un atentado en el que dispararon 13 veces contra el vehículo en el que se transportaba. Hasta el día de hoy no se sabe quién la mandó matar y por qué.

[4] Traducción: Las rosas de la resistencia nacen en el asfalto. Esto podemos interpretarlo como un mensaje para continuar haciendo frente a la violencia policial que se vive en las favelas aunque las condiciones sean adversas.


Referencias:

  • Barrios, D. (2020). Cidade maravilhosa, ciudad neoliberal, ciudad sádica… Río de Janeiro en la vuelta del siglo. Territorio y violencia. Construcción de identidades. s.d. pp. 101-111.
  • Cerqueira, D; et. al. (2021). Atlas da Violência. Fórum Brasileiro de Segurança Pública. https://forumseguranca.org.br/wp-content/uploads/2021/12/atlas-violencia-2021-v7.pdf
  • Casa Fluminense. (2020). Mapa da desigualdade. [mapa]. https://casafluminense.org.br/mapa-da-desigualdade/

● Dahmer, T. (2022). Militarização e judicialização: resistências de mulheres em favelas do Rio de Janeiro. Revista Libertas, 22(2), pp. 383-402.

● de Andrade, N., Veillette, A. (2021). Mulheres de favelas e o (outro) feminismo popular. Revista Estudos Feministas, 30(1), pp. 1-14.

● de Mattos, L. (2019). Militarização e democracia no Rio de Janeiro: efeitos e legados da “pacificação” das favelas cariocas. Revista Ensaios. 14, pp. 80-98.

● Franco, M. (2014). UPP – A redução da favela a três letras: uma análise da política de segurança pública do estado do Rio de Janeiro. [Tesis de maestría, Universidade Federal Fluminense]. Repositorio institucional UFF. https://app.uff.br/riuff/handle/1/2166.

● Fundo Brasil dos Direitos Humanos. (s.f.) Cartilha pela desmilitarização da Polícia y da Política. https://desmilitarizar.wordpress.com/materiais/

● Gonzalez, L. (2020). Por um feminismo afro-latino-americano: ensaios, intervenções e diálogos, Zahar.

● Moura, T. (2007). Rostos invisíveis da violência armada: um estudo de caso sobre o Rio de Janeiro. 7Letras.

● Melino, H; Gomes, T; Nascimento, A; Sales, I; Viana, N; Willadino, R. (2022). Violência contra mulheres e letalidade feminina no Rio de Janeiro. Observatório de favelas.

● Piedade, V. (2017). Dororidade. Nós. https://doceru.com/doc/s0vv5s0

La nuclearización como una estrategia geopolítica en Medio Oriente: El Caso de Irán

Montserrat Morales Padilla

Irán anuncia que va a acelerar el enriquecimiento de uranio/El País 2019

La nuclearización emprendida por parte de algunos países del Medio Oriente puede ser entendida como una estrategia geopolítica para enfrentarse a presiones, restricciones y amenazas impuestas por países extranjeros como las llevadas a cabo por los Estados Unidos (EE.UU.), miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y Rusia. Dicha injerencia ha estado relacionada con dos aspectos fundamentales: la ubicación geográfica y los recursos energéticos. Su abordaje se presenta, entonces, como un aspecto clave para comprender tanto el funcionamiento del orden mundial capitalista, como sus particularidades regionales. 

Medio Oriente, geopolítica y nuclearización

Para que el ordenamiento imperante en el mundo subsista y se reproduzca, es necesario la creación de espacios propicios aparejados con la instauración de procesos de expansión, explotación y producción (Herrera, 2016) de unos frente a otros. En este sentido, la historia nos ha dejado ver que los países con mayores capacidades materiales han ejercido el poder sobre territorios y territorialidades clave con el objetivo de satisfacer intereses militares, económicos y políticos específicos.

Se puede decir, entonces, que ciertas relaciones de poder se desarrollan paralelamente a procesos militares, económicos y de producción relacionados con el capitalismo, cuyo interés principal se encuentra en la expansión de capital constante. De esta manera, los límites tecnológicos y biológicos para la producción del capital colocan a las subjetividades −por la fuerza productiva−  y al territorio como un espacio estratégico (Ceceña, 2018). Este espacio se vuelve la fuente principal de los elementos básicos de producción mediante el yacimiento de hidrocarburos y energéticos, y a su vez un espacio de conflicto latente por conseguir el control de esos recursos. Ello se relaciona con la geopolítica basada en juegos de poder, de lo cual Ana Esther Ceceña plantea lo siguiente:

La ruta más evidente para establecer la lógica de las guerras o de los desplazamientos y expansión territoriales parece seguir el camino de los “recursos”, de las riquezas que brinda la naturaleza y que tiene su arraigo geográfico específico (Ceceña, 2018:188).

Es así que la geopolítica basada en juegos de poder puede ser entendida como el poder que ejercen algunos Estados con relación al espacio geográfico, manteniendo un interés en los territorios que se consideran importantes para la producción y reproducción del capitalismo. De esta forma, hay una persecución por el control de los recursos naturales, la fuerza de trabajo, la tecnología y vías de transporte, obtenidos por diversos medios de acción, usando la fuerza o la negociación, con el objetivo de poder tener mayor participación en la toma de decisiones del orden mundial.

Medio Oriente se volvió un lugar relevante para las potencias, sobre todo para la reproducción del capital, haciendo que ciertos recursos como los hidrocarburos se volvieran estratégicos. Lo anterior ha sido una de las causas más importantes que explican la conflictividad de la región y puede ser entendido con el ejemplo de la política de los Twin Pillars -modelo estadounidense basado en el establecimiento de relaciones energéticas y militares con el reino de Arabia Saudí y con el régimen de Mohammad Reza Pahleví en Irán- que llevó consigo la adquisición de nuevas tecnologías armamentísticas, así como el proceso de nuclearización en la región para su defensa.

Breve recorrido histórico

Durante la Guerra Fría, el interés que las potencias tuvieron en la región giró en torno a planes estratégicos, petroleros y militares. Sin embargo, las relaciones de países como Arabia Saudí, Iraq e Irán, tanto con EE.UU., como con la entonces Unión Soviética, no siempre fueron cooperativas. En 1974, con el embargo petrolero de países de la OPEP a Occidente y la Revolución iraní de 1979, las relaciones que se mantenían dentro del marco de la política de los Twin Pillars finalizaron(Garduño, 2019)y tuvo efectos decisivos sobre todo para Irán.

El caso de Irán es particularmente importante porque es el único país de la región con un programa nuclear reconocido internacionalmente, además, porque las relaciones de este con el exterior han sido tensas y conflictivas. Ejemplo de ello ha sido la guerra Irán-Iraq de 1980-1988 y su denominación dentro de los países del “eje del mal” que surgieron con el cambio de paradigma que sufrió el orden mundial tras los atentados del 9/11 (Garduño, 2019).

La creación del programa nuclear iraní en 1957 apoyado en un principio por EE.UU., Francia y la Unión Soviética, se convirtió en una amenaza a la seguridad internacional después del rompimiento de relaciones con Occidente y, sobre todo, después de los atentados del 9/11. Este programa nuclear generaba muchas tensiones porque Estados Unidos planeaba una intervención a Irán, situación de la que eran conscientes los Pasdaran, uno de los ejércitos de Irán, sobre todo tras la invasión a Irak en 2003 (Garduño, 2020).

Ello no se llevó a cabo sobre todo porque después de los múltiples  movimientos que se dieron en 2011, conocidos como “Primavera Árabe”, la región entró en una nueva etapa de reconfiguración en los diferentes países. Esta situación fue una de las razones por las que se consideró crear un pacto con relación a la cuestión nuclear iraní que beneficiara a todos. Así  se creó el Plan de Acción Integral (PAIC, por sus siglas) en el año 2015, en el que se acordaron desmantelar algunas centrifugadoras de uranio, el levantamiento de sanciones, y el reconocimiento al derecho y limitación de Irán a enriquecerse en uranio, un proceso necesario que se realiza por medio de centrifugadoras para crear combustible nuclear (Carlini, 2016).

En este sentido, el programa nuclear iraní se puede ver como una cuestión geopolítica por dos puntos: primero, porque se incorpora a la energía nuclear al mix energético para sacarle un mayor beneficio económico a la producción de petróleo y gas en la exportación de estos (recursos considerados estratégicos para Occidente); segundo, porque se ve al ciclo de combustible nuclear como un elemento disuasivo, pues al conocer la fórmula para enriquecer uranio se accede a la capacidad de crear una bomba nuclear (Garduño, 2020).

De esta forma, el programa nuclear iraní ha servido como un mecanismo disuasivo frente a las amenazas, sanciones y acciones que Occidente ejerce sobre él, no sólo en el ámbito militar, sino también en lo económico. Hoy en día Irán se encuentra lo suficientemente protegido para hacer frente a cualquier amenaza, ejemplo de ello es que en días recientes ha declarado que es lo bastante fuerte para defender sus aguas regionales (Motamedi, 2023). Parte de la fortaleza que genera seguridad a Irán es el respaldo que tienen con su programa nuclear porque aunque no cuentan con armas nucleares, sí tienen la capacidad para desarrollarlas.

Reflexión final

Debido a que las dinámicas regionales no empatan con el modelo de la modernidad que se ha querido establecer, dentro del cual se enmarca el aprovechamiento de los recursos naturales, las tensiones y conflictos son estados latentes. La respuesta que los países de Medio Oriente han dado para hacer frente a las amenazas es la adquisición de armas y el desarrollo de programas nucleares, como una expresión de la militarización que les ayude a mantener y asegurar sus intereses frente a las potencias extranjeras con una injerencia histórica en la región. Hoy, el continuo desarrollo de capacidades nucleares y la falta de acuerdos en la reestructuración del PAIC, genera una mayor urgencia por establecer una Zona Libre de Armas Nucleares en Medio Oriente.

Fuentes.

Carlini, Agnese. (2016).  “Orígenes, desarrollo y cambios en el programa nuclear: Occidente y la nuclearización de Irán”,en Equilibrio de poder en Oriente Medio tras la firma del CUERDO 5+1 e Irán. Instituto Español de Estudios Estratégicos

Ceceña, Ana Esther. (2018). “Hegemonía, poder y territorialidad”, en Espacio de la dominación, debates sobre la espacialización de las relaciones de poder. FFyL UNAM.

Ceceña, Ana Esther. (2004). “Estrategias de construcción de una hegemonía sin límites”,en Hegemonías y emancipaciones en el siglo XXI. CLACSO.

Garduño García, Moisés. (2020).  La cuestión nuclear iraní revisitada: tensiones, sanciones y negociaciones en torno al Plan de Acción Integral Conjunto de 2015 (vol. 55, no. 1).Estudios de Asia y África.

Garduño García, Moisés. (2019). La rivalidad geopolítica de Irán y Arabia Saudí en Medio Oriente. FCPyS UNAM.

Harvey, David. (2013). Geopolítica del capitalismo, Akal

Herrera Santana, David, (2016). Hegemonía mundial y recursos estratégicos: despliegues espacial/territoriales y fundamentos de la dominación global. Academia, Consultado el 15 de mayo de 2023. https://www.academia.edu/36937796/Hegemon%C3%ADa_mundial_y_recursos_geoestrat,

Motamedi, Maziar. (2023).  Iran says it is strong enough to defend regional Waters. Aljazeera. Consultado el 24 de mayo de 2023.https://www.aljazeera.com/news/2023/5/21/iran-says-it-is-strong-enough-to-defend-regional-waters,

Salgo Valencia, Alejandro. (2009). El fin de la Guerra Fría y sus implicaciones en el Medio Oriente, FCPYS-UNAM.

El cuerpo-territorio como resistencia garífuna ante la amenaza de la militarización hondureña

Natalie Anahí Barrales Cosio

Fotografía: Conexhion (2020) 

“Nuestra lucha es por la supervivencia de nuestra cultura y nuestra identidad. No vamos a permitir que nos despojen de nuestras tierras ni que nos silencien”. 

(Ana Luz López, líder garífuna.)

Honduras, un país marcado por la violencia y la inestabilidad política, ha experimentado un creciente proceso de militarización en las últimas décadas. En medio de este escenario, las comunidades garífunas han emergido como un poderoso símbolo de resistencia contra estos procesos violentos que atentan contra sus vidas. Las luchas de las garífunas -una comunidad afrodescendiente de mujeres habitantes de la costa norte de Honduras desde 1635- han puesto en relieve las graves consecuencias de la militarización y han desafiado al sistema defendiendo sus territorios a través del cuerpo como posicionamiento de defensa. 

La militarización en Honduras se ha intensificado como respuesta ante la creciente criminalidad, el narcotráfico y los altos índices de violencia en el país. Sin embargo, esta estrategia ha tenido un impacto desproporcionado en diversas comunidades, especialmente en las áreas rurales y zonas que han sido vulneradas a través de los años. Las políticas de seguridad implementadas han resultado en violaciones a los derechos humanos, violencia policial y militar, desplazamientos forzados, así como criminalización de las voces disidentes. 

De acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH): “Las medidas de militarización implementadas en Honduras han generado un impacto negativo en las comunidades garífunas, vulnerando sus derechos a la vida, la integridad personal y la propiedad” (2019). Empero, el proceso de militarización de la esfera civil no es nuevo, el golpe de Estado de 2009 ya suponía una ruptura del Estado de derecho y, dos años más tarde, a través de la creación del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad, se autorizó al ejército  desempeñar funciones policiales y de “seguridad ciudadana” (PBI Honduras, s/a), por lo que se profundizaron las violencias. 

Ante esto, las garífunas no se han mantenido pasivas sino que han alzado su voz mediante la organización y movilización en defensa de sus derechos y territorios. Sus acciones incluyen presentar denuncias y recursos legales en los tribunales nacionales e internacionales, siempre exigiendo justicia y respeto a sus derechos fundamentales. Además, sus esfuerzos en favor de la vida se reflejan en  la postura de utilizar sus propios cuerpos como defensa del territorio, destacando la importancia de la comunidad como forma de resistencia.

Las garífunas son un ejemplo de lucha desde la corporalidad territorial donde la fuerza de la comunidad y la solidaridad han sido fundamentales. Su resistencia se ha dado mediante manifestaciones artísticas como la danza, el canto y la pintura. Los garífunas también han organizado protestas, ocupaciones pacíficas de tierras y han utilizado los medios de comunicación y las redes sociales para visibilizar su causa. El establecimiento de alianzas con movimientos sociales y organizaciones nacionales e internacionales que respaldan su lucha por la justicia y la defensa de los derechos humanos, también han sido clave.

Alfredo Portillo propone un concepto que empata con las manifestaciones de resistencia garífuna, pues menciona que: 

la comunalidad que se experimenta en comunidades indígenas campesinas es una expresión de la unidad de sus integrantes para cooperar y defender sus intereses de subsistencia en territorios específicos, tomando en cuenta que las estrategias geopolíticas desarrolladas por gobiernos, ejércitos, empresas multinacionales y organizaciones del crimen organizado, en el marco del capitalismo globalizante, tienen por objetivo el control, la conquista y la utilización de cualquier territorio que posea algún valor material (Portillo, A., 2016). 

La comunalidad de las garífunas ha construído espacios de refugio y de resistencia. Estos territorios hondureños atravesados por la violencia militar histórica se han configurado como un lugar seguro, como la única posibilidad de sus habitantes para sobrevivir. El sentido de pertenencia a una comunidad antes que a una forma política impuesta por un instrumento jurídico o por el mismo Estado, es un resumen de lo que el cuerpo territorio acciona dentro de la vida de las garífunas. El territorio garífuna se construye en la lucha por mantener y por preservar la vida que se tiene y desenvuelve ahí, este es un ejemplo de la importancia de los territorios del cuidado y del cuidado con el territorio a través de la corporalidad. 

Fuentes de Consulta: