El cuerpo-territorio como resistencia garífuna ante la amenaza de la militarización hondureña

Natalie Anahí Barrales Cosio

Fotografía: Conexhion (2020) 

“Nuestra lucha es por la supervivencia de nuestra cultura y nuestra identidad. No vamos a permitir que nos despojen de nuestras tierras ni que nos silencien”. 

(Ana Luz López, líder garífuna.)

Honduras, un país marcado por la violencia y la inestabilidad política, ha experimentado un creciente proceso de militarización en las últimas décadas. En medio de este escenario, las comunidades garífunas han emergido como un poderoso símbolo de resistencia contra estos procesos violentos que atentan contra sus vidas. Las luchas de las garífunas -una comunidad afrodescendiente de mujeres habitantes de la costa norte de Honduras desde 1635- han puesto en relieve las graves consecuencias de la militarización y han desafiado al sistema defendiendo sus territorios a través del cuerpo como posicionamiento de defensa. 

La militarización en Honduras se ha intensificado como respuesta ante la creciente criminalidad, el narcotráfico y los altos índices de violencia en el país. Sin embargo, esta estrategia ha tenido un impacto desproporcionado en diversas comunidades, especialmente en las áreas rurales y zonas que han sido vulneradas a través de los años. Las políticas de seguridad implementadas han resultado en violaciones a los derechos humanos, violencia policial y militar, desplazamientos forzados, así como criminalización de las voces disidentes. 

De acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH): “Las medidas de militarización implementadas en Honduras han generado un impacto negativo en las comunidades garífunas, vulnerando sus derechos a la vida, la integridad personal y la propiedad” (2019). Empero, el proceso de militarización de la esfera civil no es nuevo, el golpe de Estado de 2009 ya suponía una ruptura del Estado de derecho y, dos años más tarde, a través de la creación del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad, se autorizó al ejército  desempeñar funciones policiales y de “seguridad ciudadana” (PBI Honduras, s/a), por lo que se profundizaron las violencias. 

Ante esto, las garífunas no se han mantenido pasivas sino que han alzado su voz mediante la organización y movilización en defensa de sus derechos y territorios. Sus acciones incluyen presentar denuncias y recursos legales en los tribunales nacionales e internacionales, siempre exigiendo justicia y respeto a sus derechos fundamentales. Además, sus esfuerzos en favor de la vida se reflejan en  la postura de utilizar sus propios cuerpos como defensa del territorio, destacando la importancia de la comunidad como forma de resistencia.

Las garífunas son un ejemplo de lucha desde la corporalidad territorial donde la fuerza de la comunidad y la solidaridad han sido fundamentales. Su resistencia se ha dado mediante manifestaciones artísticas como la danza, el canto y la pintura. Los garífunas también han organizado protestas, ocupaciones pacíficas de tierras y han utilizado los medios de comunicación y las redes sociales para visibilizar su causa. El establecimiento de alianzas con movimientos sociales y organizaciones nacionales e internacionales que respaldan su lucha por la justicia y la defensa de los derechos humanos, también han sido clave.

Alfredo Portillo propone un concepto que empata con las manifestaciones de resistencia garífuna, pues menciona que: 

la comunalidad que se experimenta en comunidades indígenas campesinas es una expresión de la unidad de sus integrantes para cooperar y defender sus intereses de subsistencia en territorios específicos, tomando en cuenta que las estrategias geopolíticas desarrolladas por gobiernos, ejércitos, empresas multinacionales y organizaciones del crimen organizado, en el marco del capitalismo globalizante, tienen por objetivo el control, la conquista y la utilización de cualquier territorio que posea algún valor material (Portillo, A., 2016). 

La comunalidad de las garífunas ha construído espacios de refugio y de resistencia. Estos territorios hondureños atravesados por la violencia militar histórica se han configurado como un lugar seguro, como la única posibilidad de sus habitantes para sobrevivir. El sentido de pertenencia a una comunidad antes que a una forma política impuesta por un instrumento jurídico o por el mismo Estado, es un resumen de lo que el cuerpo territorio acciona dentro de la vida de las garífunas. El territorio garífuna se construye en la lucha por mantener y por preservar la vida que se tiene y desenvuelve ahí, este es un ejemplo de la importancia de los territorios del cuidado y del cuidado con el territorio a través de la corporalidad. 

Fuentes de Consulta:

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