La militarización de Cisjordania a partir de los Acuerdos de Oslo

Mariana Sofía García Espíndola
Imagen: Sivan Halévy

El conflicto palestino-israelí sigue latente y en desarrollo. Los intentos por establecer un Estado sionista, materializados desde 1917 con la Declaración de Balfour y el Plan de Partición de las Organización de las Naciones Unidas de 1947, negaron la identidad y el territorio palestino. Desde 1948, a partir de la creación del Estado de Israel, Palestina no ha conocido un decrecimiento de la ocupación militar que permea en la vida de sus millones de habitantes que resisten con rebeldía y dignidad ante la profundización de las desigualdades y violencias que les atraviesan hace años; percibidos como siglos por las injusticias que eran vistas a ojos ciegos y escuchadas a oídos sordos.

A lo largo de esta guerra, si se realiza un recorrido histórico, se considerarían tres reestructuraciones militares importantes en los Territorios Palestinos Ocupados (TPO): el inicio de la nakba (catástrofe), la guerra de los Seis Días y los Acuerdos de Oslo en 1994. Resulta imperante analizar estos procesos históricos desde el materialismo histórico-dialéctico, en el que los acontecimientos así como las acciones emprendidas no se entienden como consecuencia de una disputa por poder dentro de una “arena internacional”, sino que son resultado de una reestructuración espacio-temporal del capital a nivel global en el que Medio Oriente no permaneció ajena.

Dentro de los últimos años del siglo pasado sucedieron cambios en la sociedad internacional donde se experimentaba la transición del mundo bipolar a unipolar y, por lo tanto, la consolidación de una Pax Americana que se gestaba desde la segunda posguerra.[1]De manera paralela, también se percibía el agotamiento del Estado de bienestar y su transcurso a la etapa de acumulación neoliberal.

A partir de 1994 existe una proliferación de la violencia en todas sus formas en la Palestina ocupada. La militarización, como parte de esta violencia –que ha estado presente desde el inicio de la catástrofe y resulta pilar fundamental tanto para la edificación del Estado de Israel como para el ciclo de acumulación del capital– se ve atravesada por el contexto neoliberal, reconfigurando su operatividad en el territorio Cisjordano, intensificando así el despojo. La manera en la que se espacializa este último sólo es a través de la destrucción de lo que existía antes, tanto física como simbólicamente, para que así pueda crear sus propias condiciones de reproducción: todo un nuevo paisaje.[2]

No sólo se trata del despliegue de tropas militares como elemento coercitivo, como se ha conceptualizado tradicionalmente, sino de un proceso y mecanismo que crea relaciones sociales con el objetivo de establecer estructuras mediante la imposición de territorialidades y, por lo tanto, sujetos para asegurar la reproducción de la hegemonía en todas las escalas.[3] Es por tanto que, retomando de alguna manera a David Herrera,[4] se puede hablar del capitalismo como modo de hacer y ser, la militarización como eje ordenador y el espacio que ambos engendran.

Desde la perspectiva teórica de Henri Lefebvre, el espacio se entiende como producto y productor social en la que lxs sujetxs, mediante la práctica, cambian o transforman cierta materialidad, pero, a su vez, esa materialidad también influye en lxs sujetxs y sus accionar.[5] Es de rescatar también que el capitalismo sólo sobrevive a través del espacio: dominándolo y produciéndolo.[6] En este sentido, Cisjordania está atravesado por un tipo particular de militarización que transforma e instrumentaliza el espacio y tiempo para satisfacer ciertas necesidades y la supervivencia del sistema capitalista, en palabras de Moisés Garduño: “lo que está en juego que ni siquiera se trata de la ocupación militar en sí misma, sino del propio sistema capitalista, del capital transnacional y de su reproducción en la mayor cantidad de mercados vigentes posibles”.[7]

Cisjordania se reorganizó ante este ajuste espacio-temporal siendo presa del desplazamiento de las crisis de sobreacumulación. A partir de la fragmentación de Oslo es que se dará la combinación de desplazamientos en este espacio: el desplazamiento temporal traducido en la inversión de capital fijo, es decir, construcción de infraestructuras; y el desplazamiento espacial a través de la apertura de nuevos mercados.[8] El apartheid se materializó en la construcción del muro durante 2002 y los puntos de vigilancia que están sobre éste. La seguridad de dicho muro que segrega y separa comenzó a privatizarse, pasando el cargo de las Fuerzas de Defensa Israelí al contratista de seguridad más grande del gobierno israelí: Modi’in Ezrachi.[9]

De igual manera, para el funcionamiento eficiente de la ocupación, se ha requerido de un desarrollo tecnológico importante. Como ejemplo de que la ciencia y tecnología han fungido como instrumento a completa disposición de las élites del poder,[10] tenemos que el Estado de Israel contrató a la empresa norteamericana Hewlett-Packard para desarrollar datos biométricos a través de identificaciones para que las fuerzas israelíes las utilicen en los checkpoints y así agilizar procesos. [11] Asimismo, se puede ver a la empresa conjunta Raytheon w/ Rafael Area Protection Systems, en donde a partir de su desarrollo tecnológico, está construyendo el sistema de misiles tierra-aire de mediano alcance. Éstos últimos también están asociados con el desarrollo y producción del sistema Iron Dome.[12]

Los asentamientos establecidos desde la Guerra de los Seis Días aumentaron a pesar de estar considerados como una violación a la Cuarta Convención de Ginebra de 1949 y un crimen de guerra para los Estatutos de Roma de la Corte Penal Internacional. El ocupante, en este caso Israel, tiene prohibido trasladar población a los territorios ocupados. Sin embargo, desde aquellas aliyás[13] que comenzaron a finales del siglo XIX con ayuda del mandato británico, se encargaron de poblar según ellos a una tierra sin pueblo, en un pueblo sin tierra, haciendo más fácil la ocupación. Una de las empresas involucradas en vender las casas de las que son despojadxs lxs palestinxs es RE/MAX.[14]

Asimismo, otra de las principales infraestructuras que fragmentan a la población cisjordana son las carreteras, pues existen libramientos en los que solo pueden circular matrículas israelíes. Una de las más importantes para la circulación es la autopista 60, una carretera que fue construida en 1994 que recorre completamente Palestina de norte a sur. Son 183 km. que conectan los asentamientos con el litoral, pero desconectan a 306 000 palestinos.[15] Además de que evita el crecimiento de ciudades importantes, conecta a las colonias judías de Jerusalén con las del oeste en Belén evitando roces con aldeas palestinas. De igual manera, fue el primer puente blindando en toda la existencia ya que resultaba un punto vulnerable en la comunicación israelí.[16]  

La materialidad hostil y segregadora que se construyó y, por tanto, las relaciones sociales que resultaron en este espacio no son más que ejemplos del capital financiero que despoja. La militarización no sólo son armas, sino todo lo que construye para que se consiga un fin último: la construcción de subjetividades que interesen al capital para su acumulación. No obstante, como a toda dominación le corresponde su negación,[17] y toda planeación es inacabada, la misma fragmentación que el Estado de Israel ha hecho en toda Palestina ha provocado resistencias que hacen frente a esta militarización. Éstas parten de una desobediencia epistémica que reivindican el solo hecho de existir como una resistencia, y se materializan en una organización de la sociedad en la que se dan desde prácticas autónomas de subsistencia hasta movimientos islamistas.

Es entonces que podemos decir que, bajo esta lógica de acumulación por desposesión en el neoliberalismo, Israel no puede ser sin Palestina, en tanto éste debe de ser despojado de sus personas, recursos, ideas, fuerza y espacio para que exista un Estado. Enunciar esto es aterrador porque cierra un poco la puerta a las posibilidades de pensar un fin del conflicto, añadiendo los esfuerzos de Israel por normalizar lo que no se puede normalizar. No obstante, creyendo en las contradicciones que son inherentes del sistema y que en cualquier momento puede caer por éstas, la resistencia que alberga el sentimiento de sed de justicia también surgen con fuerza. Si bien es cierto que el capital perece mientras crece, no hay que esperar en el proceso para que caiga por sí solo, hay que tirarlo y resignificar lo que verdaderamente vale: la vida. Concluyendo que hoy “Palestina existe y siempre ha existido porque resiste y ha resistido”.[18]


[1] Jaime Isla Lope, Propuesta metodológica para analizar la problemática internacional de Medio Oriente, México, UNAM/FCPyS, 2019, p. 24.

[2] David Harvey, “Contradicción 11. Desarrollos geográficos desiguales y producción del espacio”, en Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo, Quito, Traficantes de Sueños, 2014, p. 157.

[3] Irwing Rico Becerra, “Los despliegues de la militarización estadounidense en el sistema mundial: transformaciones territoriales y producción estratégica del espacio de la posguerra al siglo XXI”, Revista de Investigación en Geografía, núm 4, 2020, p. 11-12.

[4] David Herrera, La política, continuación de la guerra por otros medios’: hegemonía y poder en las relaciones internacionales del siglo XXI, [en línea], Instituto de Política Internacional, 20 marzo 2019, Dirección URL:

https://politicainternacional.com.mx/2019/03/20/la-politica-continuacion-de-la-guerra-por-otros-medios-hegemonia-y-poder-en-las-relaciones-internacionales-del-siglo-xxi/ [consultado el 21 de junio de 2021]

[5] Federico Saracho, “El espacio negativo”, en Espacios negativos. Praxis y antipraxis, Akal, 2020. pp. 104-105.

[6] David Herrera, “Geopolítica de la fragmentación y poder infraestructural. El Proyecto One Belt, One Road y América Latina”, Geopolítica(s), 2019, p. 45

[7] Moisés Garduño, “Palestina Glocal: Resistencias al neoliberalismo desde el pensamiento crítico y las prácticas autónomas palestinas”, en Pensar Palestina desde el Sur Global, UNAM/FCPyS, p. 255.

[8] David Harvey, 2014, op. cit.

[9] Antony Loewenstein y Matt Kennard, How Israel privatized its, The Nation, 2015, p. 21, Dirección URL: https://www.thenation.com/article/archive/how-israel-privatized-its-occupation-of-pal estine/ [Consultado el 23 de mayo de 2022]

[10] Ralph Miliband, “Análisis de clases”, en La teoría social, hoy, México, Alianza, 1987, pp. 419-443.

[11] Antony Loewenstein y Matt Kennard, op. cit., p. 24.

[12] IISS, The military balance. The annual assessment of global military capabilities and defence economics, 2021, p. 64, Dirección URL: https://www.iiss.org/publications/the-military-balance [Consultado el 22 de mayo de 2022]

[13] Término utilizado para nombrar la inmigración judía moderna a territorio Palestino. Mario Sznajder, “Sionismo y migración (1881-1918)”, en Historia Mínima de Israel, México, El Colegio de México, 2017, p. 34-35.

[14] Ben Norton, Meet RE/MAX Israel, the Company that Profits off of Illegal Israeli Settlements, noviembre 2014, Dirección URL: https://bennorton.com/meet-remax-israel-the-company-that-profits-off-of-illegal-israeli-settlements/ [Consultado el 25 de mayo de 2022]

[15] Julieta Fuentes, Las fronteras de Israel, s/f, p. 59.

[16] Ibid.

[17] Iraís Fuentes Arzate, “La ‘desterritorialización’ como estrategia en la geopolítica de la guerra contra Irak (2003-2011)” en Geopolítica. Espacio, poder y resistencias en el siglo XXI, México, UNAM/FFyL, 2020, p. 198.

[18] Moisés Garduño, op. cit., 268.


Fuentes Consultadas

Fuentes Arzate, Iraís, “La ‘desterritorialización’ como estrategia en la geopolítica de la guerra contra Irak (2003-2011)” en Geopolítica. Espacio, poder y resistencias en el siglo XXI, México, UNAM/FFyL, 2020, pp. 197-214.

Garduño, Moisés, “Palestina Glocal: Resistencias al neoliberalismo desde el pensamiento crítico y las prácticas autónomas palestinas”, en Pensar Palestina desde el Sur Global, México, UNAM/FCPyS, pp. 253-272.

Harvey, David, “Contradicción 11. Desarrollos geográficos desiguales y producción del espacio”, en Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo, Quito, Traficantes de Sueños, 2014,pp. 149-164.

Herrera, David, “Geopolítica de la fragmentación y poder infraestructural. El Proyecto One Belt, One Road y América Latina”, Geopolítica(s), México, 2019, pp. 41-68.

Herrera, David, La política, continuación de la guerra por otros medios’: hegemonía y poder en las relaciones internacionales del siglo XXI, [en línea], Instituto de Política Internacional, México, 20 marzo 2019, Dirección URL: https://politicainternacional.com.mx/2019/03/20/la-politica-continuacion-de-la-guerra-por-otros-medios-hegemonia-y-poder-en-las-relaciones-internacionales-del-siglo-xxi/

IISS, The military balance. The annual assessment of global military capabilities and defence economics, 2021, pp. 504, Dirección URL: https://www.iiss.org/publications/the-military-balance/the-military-balance-2021

Isla Lope, Jaime, Propuesta metodológica para analizar la problemática internacional de Medio Oriente, México, UNAM/FCPyS, 2019, pp. 66.

Jaraiz Lara Sandra, Handala: testigo e icono. La obra del caricaturista palestino Naji al-Ali [en línea], Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, Máster en Estudios Árabes e Islámicos Contemporáneos, pp. 120, Dirección URL: https://libros.uam.es/tfm/catalog/download/400/758/588?inline=1

Miliband, Ralph, “Análisis de clases”, en La teoría social, hoy, México, Alianza, 1987, pp. 419-443.

Norton, Ben, Meet RE/MAX Israel, the Company that Profits off of Illegal Israeli Settlements, noviembre 2014, Dirección URL: https://bennorton.com/meet-remax-israel-the-company-that-profits-off-of-illegal-israeli-settlements/

Rico Becerra, Irwing, “Los despliegues de la militarización estadounidense en el sistema mundial: transformaciones territoriales y producción estratégica del espacio de la posguerra al siglo XXI”, Revista de Investigación en Geografía, núm 4, México, 2020, pp. 8-28.

Saracho, Federico, “El espacio negativo”, en Espacios negativos. Praxis y antipraxis, México, Akal, 2020, pp. 103-127. Sznajder Mario, “Sionismo y migración (1881-1918)”, en Historia Mínima de Israel, México, El Colegio de México, 2017, pp. 33-50.


Las debilidades y amenazas de la Seguridad Colectiva en el siglo XXI

Luis Fernando Villa Díaz
Foto de William Navarro en Unsplash, 2019.

Concepto que nació y se desarrolló por las dos guerras mundiales que abrumaron el siglo pasado, la Seguridad Colectiva supone que la seguridad de un Estado está íntimamente vinculada con la seguridad del resto de los Estados que constituyen la sociedad internacional (Calduch, 1993, p. 1). El régimen de la Seguridad Colectiva se instrumentalizó en la Carta de las Naciones Unidas, en donde se le atribuyó al Consejo de Seguridad (CS) papel preponderante en esta cuestión (Bárcena Coqui, 2001, pp. 1-2). Mucho puede abordarse con respecto al Sistema de Seguridad Colectiva, pero en este texto se abordarán únicamente dos temas: sus principales debilidades y amenazas.

En cuanto a debilidades se refiere, la existencia del veto como arma política dentro del seno del Consejo de Seguridad es nuestra primera dificultad. Poder reservado sólo para un selecto quinteto, el veto ha sido usado por las grandes potencias cuando éstas así lo han sentido necesario, cuando sus intereses se ven comprometidos (Chávez Rosas, 2005, p. 143). Esto ha significado que medidas proyectadas por el Consejo nunca pueden materializarse o sean despachadas con retraso. 

Otra cuestión la representa el presupuesto con el cual las medidas resolutivas pueden llevarse a cabo, predominantemente las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMP). En muchas ocasiones, a las OMP se les han colocado grandes expectativas cuando éstas carecen de los recursos suficientes y de la voluntad política de las grandes potencias para su correcto despliegue (Bárcena Coqui, 2001, p. 12).

Una debilidad también puede encontrarse en el enfoque de seguridad que posee el CS, de tipo militar. Ello no debe constituir motivo de sorpresa, puesto que la ONU nació en las postrimerías de una guerra mundial y ante el umbral de la Guerra Fría; cosa común, entonces, que el enfoque de seguridad fuera uno tradicional, que no dejara espacio para la discusión de problemas poco convencionales (Buzan & Barry, 2009, p. 12). Pero derribado el Muro de Berlín, otra serie de problemas han ganado relevancia en el ámbito internacional. No son temas nuevos, pero sí cuestiones que habían sido ignoradas por las dinámicas de la Guerra Fría. Obstáculos relacionados al medio ambiente, conflictos étnicos o narcotráfico comenzaron a proliferar y el enfoque clásico no pudo dar las mejores soluciones a éstos (Astié-Burgos & Maria Cristina, 2017, p. 370). 

Nos encontramos ante un mundo ahogado en dificultades que requieren una visión más allá de lo militar. La más reciente pandemia de la COVID-19 sirve de ilustre ejemplo. ¿La pandemia no demostró ser un problema para cada uno de los Estados que terminó por afectar a la sociedad internacional en su conjunto? Es evidente que sí, pero con respecto al tratamiento del tema, se suele invocar a la figura de la Organización Mundial de la Salud y no a la del CS. El término Seguridad Colectiva está vinculado a la renuncia del uso de la fuerza excepto en ocasiones extraordinarias; en este texto se sugiere que acaso en un mundo con problemas tan diversificados, pretender que se cubre la seguridad de cada uno de los miembros de la sociedad internacional mediante un concepto principalmente militar representa una debilidad para el sistema en su totalidad.

La naturaleza estato-céntrica del sistema también puede ser una desventaja. Es entendible que los Estados sean los sujetos internacionales más poderosos e importantes y que el Sistema de Seguridad Colectiva haya nacido debido a ellos y para ellos (Calduch, 2001, pp. 197-203). Sin embargo, los problemas modernos aquejan a todos los miembros de la Sociedad Internacional y es necesaria la cooperación entre los diferentes actores para hacerles frente. 

En el espectro de las amenazas, habría que resaltar la viciada tendencia de algunos Estados de utilizar de manera unilateral la fuerza para la resolución de algún problema. Normalmente esta tendencia es practicada por las grandes potencias, las cuales gozan de importancia en el Sistema de Seguridad Colectiva y como consecuencia pueden actuar con impunidad. Sucedió con la invasión estadounidense a Irak, realizada al margen del Sistema (Chávez Rosas, 2005, pp. 53-54) y está sucediendo ahora, con las operaciones militares de Rusia en Ucrania. No contar con la participación unánime de todos los Estados merma la credibilidad del Sistema y pone en entredicho su eficacia ante los poderíos militares de un selecto puñado de Estados.

Relacionado a lo anterior, el establecimiento de alianzas militares también merece mención. Si bien no hay un enfrentamiento directo entre el Sistema de Seguridad Colectiva y las alianzas (verbigracia, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN), su presencia tiene el potencial de entorpecer el ejercicio de aquél, ante la existencia de bloques político-militares enemistados que pongan en duda, una vez más, las capacidades del Sistema para garantizar la seguridad de cada uno de sus miembros (Gutiérrez Espada, 2012, p. 36). 

Finalmente, también sería interesante recordar las nuevas amenazas que azotan el panorama actual y cuya naturaleza no es bélica ni está supeditada a las alianzas militares o al uso de la fuerza. Sin necesidad de repetir lo referido en párrafos anteriores, sólo se quiere señalar que la existencia de un ente y de un sistema consagrados únicamente a un tipo de problemas específicos cuando tantos abundan en la actualidad sea quizás un anacronismo. 

Las debilidades representan áreas de oportunidad; las amenazas, aquellos temas que no deben ser menospreciados. El Sistema de Seguridad Colectiva tiene como propósito menguar o disminuir la tendencia bélica que terminó por desencadenar brutales guerras durante el siglo XX. Por imperfecto que sea, es un bastión innegable de la seguridad internacional y se debe buscar que evolucione al paralelo con los desafíos del mundo globalizado (Mohamed Embarek Sidi, 2010, p. 138). No se trata de olvidar los temas relacionados a la seguridad nacional, sino complementarlos.

Fuente(s) de consulta:

  • Astié-Burgos, Walter & Cristina Rosas, Maria. (2017). Las relaciones internacionales en el siglo XXI. Ciudad de México, México: UNAM.
  • Bárcena Coqui, Martha. (2001). La evolución del sistema de seguridad colectiva de la ONU.  Trabajo presentado en Taller sobre Desarme y Seguridad Internacional del Instituto Matías Romero, Ciudad de México, México. 
  • Buzan, Barry & Hansen, Lene. (2009). The Evolution of International Security Studies.  Cambridge, UK: Cambridge University Press.
  • Calduch, Rafael. (1993). Dinámica de la Sociedad Internacional. Madrid, España: CEURA.
  • Calduch, Rafael. (2001). Los actores internacionales. En Cid Capetillo, Ileana (coord.), Lecturas básicas para introducción al estudio de Relaciones Internacionales (pp. 197-204). Ciudad de México, México: UNAM.
  • Chávez Rosas, Mario Vidal. (2005). México y la Seguridad Colectiva en los albores del siglo XXI. (Tesis de licenciatura). Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Ciudad de México, México.
  • Gutiérrez Espada, Cesáreo. (2012). La reforma del Sistema de Seguridad Colectiva, la asignatura pendiente de la comunidad internacional (reflexiones generadas por el conflicto de Darfur). Revista Española de Relaciones Internacionales, (2), pp. 30-57.
  • Mohamed Embarek Sidi, Mohamed Salem. (2010). La Seguridad Colectiva. Opción para el siglo XXI. (Tesis de licenciatura). Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Ciudad de México, México.

El tráfico ilegal de marfil como impulso de grupos terroristas

Edgar Gabriel Loza Ordóñez
Un miembro del Servicio de Conservación de la Flora y Fauna de Kenia (KWS) vigila una pira de 15 toneladas de marfil, obtenido de la caza ilegal de elefantes, antes de quemarla.
EFE/Archivo. Obtenida de: https://www.minuto30.com/elefantes-en-peligro-de-extincion/320731/

Una especie sombrilla es aquella que resulta especialmente significativa para la protección de los ecosistemas, ya que sus características de alimentación, papel en la cadena trófica, relación de simbiosis[1] y requerimientos en cuanto a extensión territorial son lo suficientemente complejos y demandantes como para proteger a otras especies con los mismos esfuerzos de conservación[2]. En este tenor, es posible reconocer a las dos especies de elefante africano, loxodonda africana, o elefante africano de sabana y loxodonda cyclotis o elefante africano de bosque, como especies sombrilla, pues su papel en las sabanas, selvas y bosques de la región del África Subsahariana es primordial para la salud de estos ecosistemas.

Los elefantes son mamíferos placentarios del orden proboscídea, cuyo origen data de finales del eoceno, hace 37 millones, desde entonces, el paisaje y los elementos bióticos y abióticos con los que interactúan se han moldeado alrededor de este grupo de animales. En el África subsahariana, estos se encuentran extendidos en prácticamente todos los países con excepción de Burundi, Gambia y Mauritania, resaltando así su importancia en el equilibrio de los ecosistemas y Estados de prácticamente toda la región[3].

Desde hace millones de años los elefantes se han encargado de la diseminación de semillas a través de su materia fecal, la cual, por medio de distintos procesos químicos, promueve la germinación de estas y con ello, la distribución de plantas y nutrientes en el ambiente. Asimismo, sus heces proporcionan una importante fuente de alimento para los organismos encargados de degradar la materia orgánica, tales como los escarabajos peloteros, termitas y otro tipo de animales descomponedores[4].

Además, teniendo en cuenta la escasez de agua superficial y la cantidad generosa de mantos acuíferos de difícil acceso para otras especies, los elefantes participan en la cava de charcos y la creación de cuerpos de agua en zonas desérticas como el Kalahari, en Namibia. Con ello, la posibilidad de supervivencia de otros animales se ve incrementada al acceder con mayor facilidad a este líquido[5].

Igualmente, en sus movimientos de migración, los elefantes dibujan un trazado de caminos y senderos naturales que pueden utilizar otras especies y que a la vez fungen como barreras de contención ante incendios forestales. Finalmente, a través de relaciones de simbiosis, estos animales proporcionan protección y alimentos a otro tipo de mamíferos y aves ante depredadores[6].

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) asigna un estado de conservación “en peligro de extinción” para Loxodonta africana[7] y “en peligro crítico de extinción” para Loxodonta cyclotis en la Lista Roja de Especies Amenazadas[8] y señala como principales causas al crecimiento poblacional humano, pero sobre todo a la caza furtiva, alimentada por la inestabilidad política de los países de la región y los contextos de pobreza y débiles marcos legales que resultan en guerras locales y la formación de grupos terroristas[9].

El tráfico ilegal de vida silvestre se configura como una de las tres actividades ilícitas con mayor recaudación de capital. Este negocio mueve entre 8 mil y 20 mil millones de euros[10], por lo que se posiciona como una importante fuente de financiamiento para solventar conflictos armados y cubrir los costos de la cadena de valor de las redes de tráfico de drogas y estupefacientes.

La guerra civil en Mozambique, librada entre 1977 y 1992, enfrentó al gobierno comunista del Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO) contra las fuerzas insurgentes anticomunistas de la Resistencia Nacional Mozambiqueña en la búsqueda del establecimiento de una estructura de gobierno de partido hegemónico. En suma, las cifras resultantes de este conflicto arrojan un saldo de un millón de muertes, cinco millones de desplazados y la destrucción generalizada de la infraestructura del país[11].

Durante este periodo, el 90% de la población de elefantes del país fue asesinada por elementos de ambos grupos para la obtención de recursos a través de la venta del marfil y la posterior compra de armas y munición, así como la alimentación de ambos ejércitos con la carne de estos animales[12]. Con ello, se puede argumentar que la lucha por la consagración de un partido único en el poder, alimentada por los recursos económicos derivados de la matanza de elefante africano, y la necesidad de alimentar a las tropas armadas con su carne derivaron en el establecimiento de Estados no hegemónicos, que vulneran directamente la seguridad y calidad de vida de sus habitantes.

Aún con las estructuras políticas heredadas de occidente, los Estados no hegemónicos se caracterizan por un poder centralizado, con un eslabón base en la cadena de valor, pues su economía se basa en gran parte a través de la explotación de recursos naturales. Además, la carencia de un estado de derecho implica una constante lucha territorial entre grupos étnicos, así como distribución desigual de la riqueza, vínculos débiles entre el poder político y la sociedad y corrupción, pieza clave en la permanencia de la caza furtiva en la región[13].

En suma, es preciso señalar una doble interacción entre la situación actual de las dos especies de elefante africano y la seguridad. Por un lado, la existencia de conflictos sociales derivados de guerrillas por el poder, Estados centralizados que no atienden las necesidades de sus habitantes y cuyo territorio se encuentra controlado por grupos de delincuencia organizada, empero, los altos niveles de pobreza han orillado a sus habitantes a lucrar a través de la caza furtiva para la obtención de ingresos. En contraste, la presencia de elefantes africanos en la región del África Subsahariana actúa como un catalizador de las precarias condiciones de seguridad en los países en los que se encuentran presentes.


[1] La simbiosis es entendida como la relación entre especies animales, vegetales u otras que se benefician mutuamente.

[2] Cárdenas, Guillermo. Especies sombrilla ¿pilares de la conservación? Universidad Nacional Autónoma de México [en línea], dirección URL: https://ciencia.unam.mx/leer/922/especies-sombrilla-pilares-de-la-conservacion-, fecha de consulta: [13-06-2022].

[3] Gobush, K.S., Edwards, C.T.T, Balfour, D., Wittemyer, G., Maisels, F. & Taylor, R.D. Loxodonta africana. The IUCN Red List of Threatened Species 2021. UICN [en línea], dirección URL: https://www.iucnredlist.org/species/181008073/181022663, fecha de consulta: [22-06-2021].

[4] Shoshani, Jeheskel. Elefantes en El maravilloso mundo de los animales. Madrid: National Geographic, 1990, volumen 1, pp. 167-173.

[5] Shoshani, Jeheskel. Óp. Cit.

[6] Íbidem

[7] Gobush, K.S., Edwards, C.T.T, Balfour, D., Wittemyer, G., Maisels, F. & Taylor, R.D. Óp. Cit

[8] Gobush, K.S., Edwards, C.T.T, Maisels, F., Wittemyer, G., Balfour, D. & Taylor, R.D. Loxodonta cyclotis. The IUCN Red List of Threatened Species 2021. UICN [en línea], dirección URL: https://www.iucnredlist.org/species/181007989/181019888#population, fecha de consulta: [22-06-2021].

[9] Gobush, K.S., Edwards, C.T.T, Balfour, D., Wittemyer, G., Maisels, F. & Taylor, R.D. Óp. Cit.

[10] Crespo, Cristina. La caza furtiva, el lucro de la extinción. National Geographic [en línea], dirección URL: https://www.nationalgeographic.es/animales/2018/09/la-caza-furtiva-el-lucro-de-la-extincion, fecha de consulta: [14-06-2022].

[11] Vines, Alex. Still Killing: Landmines in Southern Africa. Human Rights Watch. Nueva York, 1997, pp. 66–71.

[12] S/A. Por qué algunos elefantes en África están naciendo sin colmillos. BBC News Mundo [en línea], dirección URL: https://www.bbc.com/mundo/noticias-59037884#:~:text=La%20guerra%20civil%20en%20Mozambique%20enfrent%C3%B3%20a%20las,el%20marfil%20y%20para%20comprar%20armas%20y%20munici%C3%B3n., fecha de consulta: [14-06-2022].

[13] Thomson, Alex. An introduction to African politics. Routledge, Oxon, 2010, pp. 8-23.


Fuentes consultadas

Cárdenas, Guillermo. Especies sombrilla ¿pilares de la conservación? Universidad Nacional Autónoma de México [en línea], dirección URL: https://ciencia.unam.mx/leer/922/especies-sombrilla-pilares-de-la-conservacion-, fecha de consulta: [13-06-2022].

Crespo, Cristina. La caza furtiva, el lucro de la extinción. National Geographic [en línea], dirección URL: https://www.nationalgeographic.es/animales/2018/09/la-caza-furtiva-el-lucro-de-la-extincion, fecha de consulta: [14-06-2022].

Gobush, K.S., Edwards, C.T.T, Balfour, D., Wittemyer, G., Maisels, F. & Taylor, R.D. Loxodonta africana. The IUCN Red List of Threatened Species 2021. UICN [en línea], dirección URL: https://www.iucnredlist.org/species/181008073/181022663, fecha de consulta: [13-06-2022].

Gobush, K.S., Edwards, C.T.T, Maisels, F., Wittemyer, G., Balfour, D. & Taylor, R.D. Loxodonta cyclotis. The IUCN Red List of Threatened Species 2021. UICN [en línea], dirección URL: https://www.iucnredlist.org/species/181007989/181019888#population, fecha de consulta: [13-06-2022].

S/A. Por qué algunos elefantes en África están naciendo sin colmillos. BBC News Mundo [en línea], dirección URL: https://www.bbc.com/mundo/noticias-59037884#:~:text=La%20guerra%20civil%20en%20Mozambique%20enfrent%C3%B3%20a%20las,el%20marfil%20y%20para%20comprar%20armas%20y%20munici%C3%B3n., fecha de consulta: [14-06-2022].

Shoshani, Jeheskel. Elefantes en El maravilloso mundo de los animales. Madrid: National Geographic, 1990, volumen 1, pp. 167-173.

Thomson, Alex. An introduction to African politics. Routledge, Oxon, 2010, pp. 8-23.

Vines, Alex. Still Killing: Landmines in Southern Africa. Human Rights Watch. Nueva York, 1997, pp. 66–71.

En la búsqueda por la seguridad alimentaria a través del maíz mexicano

Sofia Daniela Fuentes Gómez
Fotografía: Beatriz A. Velázquez, CONABIO

En México es fácil mencionar cuáles son aquellos elementos con los que nos identificamos,  a través de los cuales nos reconocemos mexicanas y mexicanos, los alimentos son uno de  estos y cuando hablamos de la gastronomía mexicana, muchos de los platillos coinciden con  un ingrediente en común que a su vez es la base alimentaria del país y con mucha presencia  en el resto del mundo, un cereal que además de historia, está respaldado por la mitología y  muchas comunidades que dedican su vida a la domesticación y presencia de este alimento en  México: el maíz. 

El origen del maíz 

El origen de esta planta data de aproximadamente del 5000 a.C., año que se ha estimado a los restos de teocintle encontrados en una cueva en Coaxcatlán, en Tehuacán, Puebla. Teocintle es como se conoce a la planta que precedió al maíz, que era de menor tamaño que el maíz que conocemos, tenía un tallo menos robusto, con menos granos y no contaban con las hojas que recubren a las mazorcas, como las actuales. 

El maíz es una planta humana, pues la transformación de teocintle a maíz se dio a través de las manos de las mujeres de la época prehispánica, cuando a manera experimental, sembraban combinaciones de semillas que permitieron que la planta creciera con características  particulares, dando como resultado la variedad de razas de maíz que hoy existen. En México  existen 64 razas de maíz, de las cuales 59 se pueden considerar nativas (CONABIO, 2013). Además de su origen histórico, esta planta está rodeada de mitos y leyendas que explican su  origen dependiendo del lugar donde se pregunte. Algunos ejemplos son la leyenda que gira en torno a Quetzalcóatl cuando se convirtió en hormiga para traer el maíz a los mexicas,  quienes se dedicaron a sembrarlo por generaciones. O bien, en el Popol Vuh, se habla del  origen de la humanidad a partir del maíz, siendo el tercer intento de hombre, que realmente  podría cumplir con sus obligaciones con sus creadores, ya que del maíz provenían por sus dioses y a ellos servirían.Dependiendo el lugar de México donde nos encontremos, las comunidades dedicadas a la siembra del maíz conocen un origen mitológico distinto de esta  planta, pero en su gran mayoría coinciden con rituales u ofrecimientos para que el ciclo agrícola se cumpla favoreciendo a la misma comunidad. 

Con la llegada de europeos a Mesoamérica la planta se extendió por todo el mundo, según se escribe en las memorias del hijo de Cristóbal Colón, a partir de descender de una de las embarcaciones, encontraron semillas de maíz que se llevaron a Europa y mástarde a África  y a Asia, dando como resultado que esta planta hoy se encuentra en todo el mundo. Gracias a  una de las características más importantes de este cereal, se puede sembrar y adaptar en casi  cualquier tipo de clima, suelo y altura. 

La base alimentaria de todo un país 

En México la planta del maíz tiene un peso muy importante en la alimentación de todo el  país. La siembra de esta planta se conoce como policultivo, es decir, se siembran varias cosas  en un mismo sitio: La milpa, es como se conoce en México al conjunto de maíz, frijol, chile,  calabaza y quelites, que se siembran en conjunto para adquirir nutrientes importantes entre  sí, además de dar como resultado una alimentación integral a partir de estos productos. 

Cabe mencionar que existen algunas razas específicas para algunos alimentos como, por  ejemplo, el pozole se hace con maíz cacahuacintle, las palomitas se elaboran únicamente con  el maíz llamado reventador blanco, los totopos con el zapalote chico de Oaxaca; las tortillas  elaboradas con el maíz pepitilla de Guerrero, poseen fama de ser mejores para hacer tortillas,  a pesar de que el maíz chalqueño es mucho más común. La siembra de esta planta, además, genera colectividad desde su origen, pues a veces es toda una familia o una comunidad más grande la que tiene roles asignados en específicos que  permiten que el cultivo se lleve de acuerdo con el calendario agrícola establecido y donde es  la misma comunidad la que se beneficia de esto. 

Seguridad alimentaria 

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO),  a partir de la Cumbre Mundial de la Alimentación (CMA) de 1996, la Seguridad Alimentaria a nivel de individuo, hogar, nación y global, se consigue cuando todas las personas, en todo  momento, tienen acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo, para  satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida  activa y sana”.

En México, la cuna del maíz, alrededor de 33 millones de toneladas año de este grano son  utilizadas para consumo humano, sin embargo, cabe destacar que, aunque existe una división  entre el maíz blanco (principalmente destinado a la alimentación) y maíz amarillo (en su  mayoría para uso industrial), en ninguno de los dos, el país es autosuficiente en cuanto a la  producción de este grano.

Si analizamos las dimensiones de la definición que plantea la FAO sobre Seguridad  alimentaria, nos daremos cuenta de que además de la existente autosuficiencia, estamos  muy lejos de alcanzar esta seguridad por lo menos en lo que respecta al maíz. Esto se debe a  diversas razones como la presencia de maíz transgénico en el campo mexicano, que dificulta  tanto el acceso económico como el aspecto seguro y nutritivo dadas las características  modificadas con respecto a los maíces nativos. 

De la mano con este motivo, nos encontramos con las dificultades que enfrentan los  campesinos no solo respecto a los subsidios que son insuficientes para cumplir la producción  y a su vez la demanda de maíz que México necesita (y su economía local, por supuesto), sino  además las características físicas del campo, derivados de la contaminación, el cambio  climático y, nuevamente, del uso de semillas transgénicas y agroquímicos como el glifosato,  dificultan el proceso de la siembra tradicional. 

Conclusiones 

Pues bien, ahora que conocemos el origen del maíz y lo que genera en la sociedad mexicana como un elemento identitario, la fuerte presencia en nuestra alimentación y algunos efectos  por los cuales no podemos considerarnos autosuficientes en cuanto a producción y por lo  tanto no tenemos una soberanía alimentaria, cabe poner atención en el maíz que está presente  en nuestra vida cotidiana.

No basta con decir que la configuración política, económica y hasta geográfica y  medioambiental, son los únicos factores que influyen en que no contemos con una seguridad  alimentaria en el país, no hay que dejar de cuestionarnos de dónde proviene ese maíz que  está presente diariamente en la dieta mexicana; si es importado de Estados Unidos, China,  Ucrania, o decir que el kilo de tortillas sube por culpa de la guerra, sin entender que el  verdadero problema es que en México no hay recursos para sembrar el maíz que se importa  de Rusia. 

Es muy probable que como individuos no podamos subsidiar el campo mexicano o evitar que  farmacéuticas como Bayer continúen experimentando con el maíz a pesar de haberse  prohibido la siembra de maíz transgénico a partir de este 2022. Sin embargo las pequeñas  acciones como consumir local o preguntar el origen de nuestras tortillas en la esquina, pueden  comenzar a marcar la diferencia. 

Fuentes de consulta: 

Escamilla, E. (et.al.), (1999) El maíz de boca en boca, México, Fundación  Minsa, p.24 

Ruy Mauro Marini. (2000) Procesos y tendencias de la globalización  capitalista, en Ruy Mauro Marini y Márgara Millán (coords.). La teoría social  latinoamericana. Cuestiones contemporáneas. Tomo IV. 2ª ed., México:  UNAM, El Caballito 

Marie-Monique Robin. (2013). El mundo según Monsanto de ÚneteAlPlaneta. https://www.youtube.com/watch?v=PwxCEKotnbg 

Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación,  “Una introducción a los conceptos básicos de la seguridad alimentaria”, FAO,  https://www.fao.org/3/al936s/al936s00.pdf 

Pigeonutt, V. (2018, 25 de septiembre). Curiosidades del maíz: Un símbolo de  identidad en México cuyo uso va más allá de la alimentación, Actualidad RT.  https://actualidad.rt.com/actualidad/289733-curiosidades-maiz-simbolo identidad- mexico

Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché, traducidas del texto original con  introducción y notas de Adrián Recinos, Colección Popular, núm. 11, FCE,  México, 32ª reimp., 2005 

• Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación,  “Planeación Agrícola Nacional 2017-2030”, SEGARPA,  https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/256429/B_sico Ma_z_Grano_Blanco_y_Amarillo.pdf • Vela, E. (2011). “Simbolismo del maíz”, en El maíz. Arqueología Mexicana.  Número 38. Pp.28-33.

Ambientalismos silenciados en la realidad latinoamericana

Maria Fernanda Chávez Aguilar

Conselho Indigenista Missionário (CIMI)

La crisis climática ha puesto de manifiesto numerosas luchas a favor de la protección y preservación de la vida. Mujeres y hombres alrededor del mundo han estado trabajando para cuidar el territorio que habitan desde generaciones pasadas; jóvenes conscientes de la importancia que tiene la naturaleza se organizan  por el cuidado de esta; niñas y niños alzan sus voces para mantener la existencia de los seres vivos en el planeta; en general, detener la degradación ambiental es el tema que se puso sobre la mesa gracias a todxs ellxs. Miles de ejemplos han sido reconocidos pero otros, en su gran mayoría, han sido silenciados mediante amenazas, desapariciones forzadas y hasta asesinatos. Esa es la realidad para las y los activistas en América Latina que defienden el medio ambiente, su labor les cuesta la vida.

Dentro de la región, durante el 2018 más de tres activistas por semana fueron asesinadxs en promedio; para 2019, un total de 212 defensores y defensoras de la tierra y del medio ambiente; y el año pasado[1], a 227 personas se les arrebató la vida en esta labor[2]. De acuerdo con un informe de Global Witness publicado en 2019[3], América Latina concentra 7 de los primeros 10 países con más homicidios a ambientalistas. Dados los contextos de impunidad y violencia que silencian a lxs ambientalistas, sólo en 2020, el 72% del total de asesinatos a activistas tuvieron lugar en la región, encontrando a Colombia, México[4], Brasil y Honduras en los primeros lugares.

Son múltiples los ejecutores y perpetradores: gobiernos, milicias, terratenientes, cuerpos policiacos, paramilitares empresariales y organizaciones delictivas, todos con fuertes intereses por los recursos del territorio latinoamericano que les permiten obtener grandes ganancias de las industrias mineras, del saqueo de agua, de la explotación forestal y la agroindustria, que junto con megaproyectos turísticos y de infraestructura, transforman estos lugares en espacios de conflictividad. Cada actor tiene su parte en la perpetuación de estas injusticias.

El papel del Estado en estos conflictos es evidente, no sólo como el artífice de los atentados a través de sus fuerzas de seguridad, sino también  como consentidor del cumplimeinto de los intereses de actores privados  como estos sicarios, bandas criminales,  terratenientes y las propias empresas nacionales y transnacionales que controlan gran parte de los territorios a falta de políticas e instrumentos jurídicos que realmente protejan a lxs habitantes y al ambiente.

En favor de ideales de crecimiento y desarrollo económico, de modernización y expansión de áreas de influencia, se han justificado miles de proyectos en toda esta parte del continente, se ha normalizado la explotación y acumulación ilimitada de capitales que amenaza el entorno de muchas comunidades en específico, y, en general, del ambiente de todas y todos. Quienes se oponen, son desaparecidxs por la fuerza.[5]

La violencia estructural se manifiesta de múltiples maneras: discriminación, intimidación, extorsión, amenazas de muerte, encarcelamiento, tortura… en el peor de los casos, culminan en el asesinato.[6] No sólo de lxs activistas, sino también de sus familiares y allegados, de sus comunidades.

Como bien apunta la Organización de las Naciones Unidas[7], hoy los atentados que caracterizaban a las dictaduras de  América Latina en contra de aquellos que manifiestaban su inconformidad y buscaban detener las violaciones a sus derechos, se han perfeccionado y hasta generalizado a tal grado que, en este caso, ante la mayor demanda de recursos naturales a nivel global,  proteger a aquello que nos mantiene vivos, es motivo para perder la voz.

Ante la problemática ambiental que nos aqueja, las manifestaciones en defensa del medio ambiente se han hecho más frecuentes en niñxs, jóvenes y personas adultas, todos ellxs se enfrentan a amenazas a su vida desde hace décadas. Actualmente, los atentados son más sofisticados[8], normalizados entre las sociedades por su frecuencia … pero siguen siendo eso, atentados.

Esta lucha la llevan librando aquellxs que sienten directamente la expansión de industrias como los agronegocios y la minería; lxs que viven cerca de presas e hidroeléctricas; quienes “le estorban” a esa nueva carretera; ahí están lxs que son afectadxs por pesticidas, sustancias tóxicas resultado del fracking, etcétera.[9] No sólo están sintiendo los efectos del cambio climático provocado por los dueños de los grandes capitales y de estas industrias desarrolladas, no sólo han sido desplazados de sus tierras, no sólo han sido obligados a trabajar para la industrias que controlan los recursos, también han sido despojados de su derecho a un entorno sano, a manifestar sus inconformidades, a expresarse libremente; a ellxs les fue arrebatado su derecho a la vida.

Ante un contexto permeado por tanta violencia, es necesario nombrar a quienes fueron silenciadxs, a Isidro  Baldenegro, Dorothy Stang, Berta Cáceres[10], Samir Flores, Homero Gómez, José Luis Álvarez, Guadalupe Campanur, Jaime Jiménez, Julián Carrillo, Luis Fernando Ayala, Fidel Heras, Ronal David Barillas, Medardo Alonzo, Dionisio Ribeiro, Fernando Vela, Gonzalo Cardona, y muchxs más que pagaron con su vida su labor. Nos hacen falta. No lxs olvidamos.

“Si descendiese un enviado de los cielos y me garantizase que mi muerte facilitaría nuestra lucha, hasta valdría la pena. Pero la experiencia me enseña lo contrario. Las manifestaciones o los entierros no salvarán la Amazonia. Quiero vivir”.

~Francisco Alves Mendes Filho, sindicalista, ecologista y activista ambiental brasileño que pasó su vida luchando por la defensa de la Amazonia y por los pueblos originarios que en ella habitan. En 1989, fue asesinado en su propia casa por Darly Alves Da Silva y Darly Alves Pereira, latifundistas pertenecientes a la Unión Democrática Ruralista, organización a favor de la explotación privada de la tierra.


[1] Global Witness, ¿ENEMIGOS DEL ESTADO? De cómo los gobiernos y las empresas   silencian a las personas defensoras de   la tierra y del medio ambiente, Global Witness, 2019, 53 pp.

[2] Jessica, Xantomila,  “Asesinaron a 227 ambientalistas en 2020”, La Jornada, 17 de septiembre de 2021, Disponible en: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/09/17/politica/asesinaron-a-227-ambientalistas-en-2020/

[3] Global Witness, op.cit.

[4] Homero, Aridjis, “En México te matan por defender la naturaleza”, The New York Times, 31 de enero de 2020, Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2020/01/31/espanol/opinion/homero-gomez-mexico.html

[5] De acuerdo con la Declaración sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, proclamada por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución 47/133, de 18 de diciembre de 1992 se habla de desaparición forzada cuando se refiere a “el arresto, la  detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley”. Para más información, Naciones Unidas,  Día internacional de las Víctimas de desapariciones forzadas, Disponible en: https://www.un.org/es/observances/victims-enforced-disappearance

[6] Amnistía Internacional, “A las y los líderes sociales de Colombia nos siguen matando durante la cuarentena, Amnistía Internacional Noticias, 22 de junio de 2020, Disponible en: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2020/06/lideres-sociales-nos-siguen-matando-durante-cuarentena/

[7] Naciones Unidas, op.cit.

[8] Maritza Islas Vargas, “Desapariciones forzadas, violencia y ambientalismo silenciado”, Léxico de la crisis ambeintal y el desarrollo sostenible, 31 de agosto de 2021, Disponible en: https://crisisambientalydesarrollosostenible.wordpress.com/2021/08/31/desapariciones-forzadas-violencia-y-ambientalismo-silenciado

[9] José Carlos, G. Aguiar,  “El bosque de los dólares: el asesinato de Isidro Baldenegro”, Aristegui Noticias, 25 de enero 2017, Disponible en: https://aristeguinoticias.com/2501/mexico/el-bosque-de-los-dolares-el-asesinato-de-isidro-baldenegro

[10] Front Line Defenders, Historia del Caso: Berta Cáceres, Disponible en: https://www.frontlinedefenders.org/es/case/case-history-berta-c%C3%A1ceres