La importancia geoestratégica de Siria y el intervencionismo ruso

Luis Daniel Chávez Sambrano

My East-West

Durante la época de la Guerra Fría, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) tuvo un interés muy marcado en Medio Oriente por cuestiones geopolíticas y económicas, haciendo un contrapeso a la presencia de Estados Unidos en la región. En tal contexto, la URSS se encargó de proporcionar asistencia económica, técnica y militar al gobierno sirio, lo que devino en un mayor acercamiento entre la hoy Rusia y Siria. Si bien es verdad que durante los gobiernos de Gorbachov y Yeltsin las relaciones bilaterales entre ambos países se enfriaron, la llegada de Putin al poder significó un (re)acercamiento ruso a Siria y a Medio Oriente, con la intención de recobrar el estatus que tuvo la URSS como potencia mundial.

Aún en un contexto más reciente, la intervención militar rusa se explica desde los intereses geopolíticos y económicos en Medio Oriente. En ello resulta que Vladimir Putin considera imprescindible mantener a flote el gobierno de Bashar al-Asad para lograr garantizar sus intereses en la región (Maya, 2018). La entrada de Rusia al conflicto sirio, por tanto, responde al propósito de mantener y expandir su presencia en la zona.

Comienzo y participación de otros actores en el conflicto sirio

Durante el desarrollo de las “Primaveras Árabes” en países como Túnez, Egipto, Libia, Yemen, entre otros, Siria tuvo un papel notorio, por ejemplo, cuando el 15 de marzo de 2011 se convocó al llamado Día de la Ira que juntó a cientos de personas en Damasco y Alepo buscando reformas económicas, políticas y sociales en favor de la población. Tales movilizaciones se distinguieron por ser locales y fragmentadas (Pinto, 2012); las sublevaciones aparecieron una tras otras y no fueron simultáneas.

Cabe resaltar que dichas protestas fueron de carácter pacífico, sin embargo, el régimen respondió con una solución militar que consistió en detenciones arbitrarias masivas realizadas por los servicios de inteligencia, francotiradores que disparaban a los manifestantes, o matones que se encontraban cerca de las protestas para reprender a quienes se alzaban en contra del gobierno (Álvarez, 2018).

Conforme avanzó la revolución siria, otros actores internacionales entraron al conflicto de manera directa e indirecta, como el Estado Islámico, que rápidamente logró una expansión territorial llegando a controlar hasta 8 provincias de Iraq y Siria; o Arabia Saudí, que brindó financiamiento a algunas facciones rebeldes, a la Coalición Nacional de la Revolución y la Oposición Siria con la finalidad de contener a Irán, uno de los principales aliados de Siria en Medio Oriente que ha apoyado al régimen sirio con la justificación de proteger los santuarios chiíes y así evitar su destrucción (Álvarez, 2018).

Ante el inicio del conflicto en Siria, las preocupaciones en Rusia fueron en aumento debido a la cercanía geográfica a Asia Central y por ser su aliado más estable en el mundo árabe (Abu-Tarbush & Granados, 2018). Con el incremento de poder por parte del Estado Islámico, Rusia justificó su injerencia directa en el conflicto, dando lugar a que su gobierno proclamara su inquietud por la estabilidad siria.

Intervención rusa en Siria

Conforme progresaba el conflicto, grupos armados como el Estado Islámico o el Ejército Libre Sirio se hacían de más y más territorios estratégicos provocando la pérdida de localidades como la provincia costera de Latakia. Por esta razón, en un momento crítico, Bashar al-Asad solicitó formalmente a Rusia intervenir en el conflicto para hacer frente a estas agrupaciones (Oligie, 2019). En consecuencia, el 30 de septiembre de 2015, Vladimir Putin lanzó una ofensiva militar en territorio sirio con la excusa de combatir a grupos terroristas, en ello resultó el lanzamiento de ataques a la infraestructura petrolera de grupos armados que controlaban zonas geoestratégicas (Maya, 2018).

En un primer momento, Estados Unidos mantuvo una postura de no intervención en el conflicto, mientras que Rusia tuvo un papel relevante en el apoyo a Siria mediante la vía diplomática y militar. En su rol de miembro permanente del Consejo de Seguridad, la delegación rusa se encargó de evitar la intrusión de Occidente al territorio sirio.

Un objetivo primordial de la intervención militar en Siria fue la salvación del régimen de Bashar al-Asad que se encontraba en un momento delicado; sumado a ello, había otros intereses como la defensa de la base naval de Tartus -la única base militar rusa en el Mediterráneo- ya que los grupos opositores podían capturar dicha instalación militar. Otro elemento a considerar es que había una angustia por los negocios de armas y contratos con la empresa Soyuz Neft Gas destinados a la explotación de petróleo y gas en la costa siria (Morales, 2017).

Esto afirma el objetivo primordial de Rusia, que radica en preservar una presencia fuerte en Medio Oriente, y el cual se ha logrado debido a que otros países de la región como Arabia Saudita, Qatar o Egipto han fortalecido sus vínculos con Moscú. En consecuencia de la búsqueda de ser una potencia mundial, el gobierno de Putin apunta a tener una mayor injerencia que Estados Unidos en asuntos económicos, políticos y militares.

En una reciente reunión entre Bashar al-Asad y Vladimir Putin, por ejemplo, el presidente sirio mencionó que aprobaría “con agrado” el establecimiento y aumento de tropas en Siria y añadió que estas no fueran temporales pues la “presencia rusa en Siria es algo bueno”; incluso resaltó que “la presencia de fuerzas militares rusas en cualquier país no debe ser temporales” (Al Jazeera, 2023).

Es claro que Rusia ha tenido una participación más activa en los diversos acontecimientos de Medio Oriente, pues sus relaciones con estos países han dado resultados positivos hasta cierto punto. No obstante, no se puede decir que Rusia tiene un completo dominio en la región porque aún hay una muy marcada participación de otros países como Estados Unidos, que siguen teniendo una participación notable en el mismo conflicto sirio o en el caso de Yemen. Será importante analizar la forma en que los rusos buscarán desplazar a sus rivales norteamericanos para así tener un mayor control dentro de la región.

Referencias:

  1. Abu-Tarbush, J., & Granados, J. (2018). La política exterior de Rusia en Oriente Medio: su intervención en Siria. Revista Electrónica de Estudios Internacionales, 35, pp. 1-41. http://www.reei.org/index.php/revista/num35/articulos/politica-exterior-rusia-oriente-medio-su-intervencion-siria.
  2. Al Jazeera. (2023, marzo). Assad welcomes new Russian bases in Syria after Putin meeting. https://www.aljazeera.com/news/2023/3/16/assad-will-welcome-new-russian-military-bases-in-syria.
  3. Álvarez-Ossorio, I (2018). Siria: Fracturas internas e injerencias externas, Temas Contemporáneos de Medio Oriente. Ensayos en honor a Luis Mesa Delmonte (pp. 61-76).
  4. Maya Gómez, M.A (2018). La política exterior rusa hacia Siria en el marco de la sublevación popular (2011-2016), Temas Contemporáneos de Medio Oriente. Ensayos en honor a Luis Mesa Delmonte (pp. 156-168).
  5. Morales Hernández, J (2017, Junio 29). La intervención de Rusia en Siria: balance y escenarios de futuro. https://www.ieee.es/contenido/noticias/2017/06/DIEEEO70-2017.html.
  6. Oligie, C.N. (2019, octubre 28). Why Russia is involved in the Syrian civil War: One issue, many views. CORE. https://core.ac.uk/display/268089795?utm_source=pdf&utm_medium=banner&utm_campaign=pdf-decoration-v1.
  7. Petkova, M. (2020, octubre 1). What has Russia gained from five years of fighting in Syria?. https://www.aljazeera.com/features/2020/10/1/what-has-russia-gained-from-five-years-of-fighting-in-syria.
  8. Pinto, P. (2011). Yallah Irhal ya Bashar: protestas, violencia y fragmentación social en el levantamiento sirio. En Luis Mesa Dalmonte, El pueblo quiere que caiga el régimen (pp. 353-382).

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